Jazmin (+Gilberto Torres Soto), el maestro que por muchos años hizo de corresponsal de RPP, una tarde nublada me dijo, “Waldo, mañana nos vamos a Azángaro, allí el Cholo está haciendo frente a los tucos, pero te voy a presentar a un periodista que es muy buena persona y va a ser mi compadre.
Al día siguiente, enrumbamos a Azángaro,… al promediar las nueve horas, nos estaba esperando un sujeto bonachon, hablador y muy amable,… Waldo, te presento, es José Choque,… desde ese día fluyó un intercambio de ideas sin ataduras ni temores, podíamos hablar de mujeres o de ciencia, pepe… no escapaba, tenía cancha y era leído. Fuimos proyectando un noticiero en Radio Campesina, condujimos dos horas de opinión libre y luego, lo acompañábamos a su domicilio que era en la rinconada.
Cuantos proyectos, que nunca salieron a la luz por falta de dinero, pero nunca se dejó la tertulia. Hoy con mucho pesar y nostalgia la noticia eres tú, pasaste del mundo habitual a la otra esfera, no sabemos que rumbo tomarás ahora, pero acorde a nuestra cosmovisión andina, habrá una nueva oportunidad de compartir experiencias.
Sinceramente la vida del periodista es complicado, mantener la independencia de obra y acción es complicado, porque el bolsillo aprieta y complica nuestra existencia. Tu apuesta estuvo en Nojununta, en los últimos años dedicaste tus horas en ese paraíso, siempre que nos encontramos me dijiste, vamos Waldo,… allí te voy a dar unas hectáreas de terreno y vas a hacer historia, ese terreno será nuestro capital para cuando seamos viejos… pero nunca se dio la oportunidad.
Hoy, es un día de sentimientos encontrados, despedirse no es fácil, te llevas la fuerza de lucha constante, compartimos la conducción de varios programas radiales, siempre hubo respeto mutuo, cada debate de ideas era plasmado en tu pluma o en la mía, siempre generando corriente de opinión, siempre cosechando enemigos por las “verdades” de nuestra pluma, pero hasta el momento no somos pobres de ética y valor, aunque tú ya superaste la existencia y pasas a otra esfera sideral.
Tu compromiso con la información ha sido una fuente de inspiración constante. Estoy agradecido por haber tenido la oportunidad de trabajar codo a codo contigo, de aprender de tu razonamiento y de compartir tu incansable búsqueda por una sociedad mejor informada. Aunque nuestros caminos profesionales tomaron rumbos diferentes, nunca se dejó el saludo efusivo y las nuevas verdades. espero que esta no sea una despedida definitiva, sino más bien un «hasta pronto». Las historias y las noticias seguirán fluyendo, y confío en que nuestras trayectorias se cruzarán nuevamente en esa “otredad”.
No, hay palabras que reflejen el sentir de mi conciencia, no se puede fluir en sensaciones, solo fluyen emociones que obnubilan la mente. Espero que estas palabras reflejen la profundidad de mi agradecimiento. “Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el placer; cómo después de acordado da dolor; cómo a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fue mejor.” J. Manrique, Coplas a la Muerte de su Padre.
Hoy nos despedimos de ti, y aunque las palabras parecen insuficientes, queremos honrar tu memoria y el legado que dejaste en el periodismo de Opinión e Investigación. Tu pasión por difundir tu verdad sobre la realidad, tu integridad como amigo y tu compromiso con la información nos han dejado una huella imborrable.
Como Manrique nos enseña, la vida es un río que lleva nuestras almas hacia el mar de la eternidad. Hoy, despedimos a nuestro amigo, cuya corriente ha encontrado su fin en ese mar sereno y eterno. Su legado de verdad y justicia en el periodismo quedará con nosotros, como un faro que guiará nuestras futuras travesías.