La minería ilegal se ha convertido en una problemática creciente en la región de Puno, impactando gravemente áreas protegidas y ecosistemas de alto valor ambiental. Operando de manera clandestina, esta actividad genera daños irreversibles, como la contaminación de suelos y cuerpos de agua, principalmente a través del uso indiscriminado de mercurio y maquinaria pesada, según alerta el sociólogo Julio Condori.
Un sistema de formalización ineficaz
Condori señaló que el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), diseñado para regularizar la actividad minera, se ha convertido en un mecanismo ineficiente que ha sido aprovechado por operadores ilegales para aumentar sus ganancias mediante la extracción de oro. “En áreas como el río Inambari y otras zonas reservadas, se practica minería ilegal y artesanal que devastan el entorno natural. Estas actividades no solo son incompatibles con la preservación de los ecosistemas, sino que incluso afectan negativamente otras actividades como la agricultura”, advirtió el especialista.
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Contaminación sin control
Una de las mayores preocupaciones es la contaminación de las cuencas de los ríos Ramis y Suches, agravada por el contrabando de dinamita y productos químicos provenientes de Bolivia, lo que evidencia la falta de control en las fronteras. “La Policía enfrenta enormes limitaciones para combatir este problema, lo que deja a las comunidades vulnerables frente a un desastre ambiental en curso”, afirmó Condori.
La necesidad de una reforma legal
El sociólogo hizo hincapié en la urgencia de promulgar una nueva ley de minería que permita combatir eficazmente esta problemática. Sin una legislación clara y estricta, las actividades ilegales seguirán proliferando, afectando no solo a los ecosistemas, sino también a las comunidades cercanas, cuya calidad de vida y acceso a recursos naturales están en peligro.
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Impacto social y ambiental
La minería ilegal no solo destruye la biodiversidad, sino que también genera conflictos sociales y pone en riesgo el desarrollo sostenible de la región. El futuro de Puno depende de medidas inmediatas y coordinadas entre el gobierno, las autoridades locales y las organizaciones ambientales para proteger sus áreas protegidas y garantizar un manejo responsable de los recursos naturales.
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