En Cabana se vive una creciente preocupación tras la entrega de alimentos por parte del Programa Nacional de Alimentación Escolar Comunitaria Wasi Mikuna, anteriormente conocido como Qali Warma. Testimonios de padres y denuncias previas en otras regiones han puesto en entredicho la calidad y seguridad de los productos distribuidos, mientras el programa guarda un silencio absoluto ante las inquietudes de la comunidad.
Denuncias y recuerdos de un pasado traumático
El padre de familia Wilmer Mamani, uno de los afectados por la intoxicación masiva ocurrida en marzo de 2024 en la institución educativa Gamaliel Churata del distrito de Cabana (San Román), expresó su indignación:
“Nosotros no comemos esos alimentos que en primer lugar no sabemos su procedencia y si son aptos para consumo humano.”
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Según Mamani, el incidente de marzo dejó más de 20 menores con síntomas severos, y desde entonces, las familias han exigido justicia y respuestas claras. A pesar de la reinauguración del programa en marzo de 2025, persiste la incertidumbre sobre la calidad de los productos que se están distribuyendo en la región.
Productos cuestionados y falta de transparencia
Entre los alimentos entregados se encuentran tarros de leche, aceite, arroz, atún, quinua, portola Salvador del Mar, harina de quinua Danilos, ajonjolí De Los Reyes, leche Estrella del Sur y arroz Añejo fortificado Rico Fot. Las dudas sobre la procedencia y el adecuado tratamiento de estos productos han llevado a los padres a rechazar su consumo. Mamani relata que su hija sigue presentando salpullidos en el cuerpo, y pese a haber buscado atención médica tanto en Juliaca como en Lima, aún no se ha determinado la causa exacta.
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El abogado de las víctimas, César Quispe Calsín, alertó sobre los persistentes malestares de los niños, entre ellos dolores estomacales similares a úlceras, gastritis, dolores de cabeza, sangrados, desmayos y vómitos. Quispe enfatizó que, debido a la inacción del gobierno central, los tratamientos médicos han recaído en las familias, generando una carga económica y emocional considerable.
La exigencia de respuestas y garantías
Ante esta situación, diversas voces en la comunidad demandan transparencia e información precisa sobre la calidad, procedencia y preparación de los alimentos entregados. Las interrogantes que se plantean incluyen:
- ¿Son los alimentos de alta calidad y aptos para el consumo humano?
- ¿Cuáles son las condiciones de almacenamiento y manipulación que aseguran su inocuidad?
- ¿Dónde se realiza la preparación y distribución, y bajo qué protocolos sanitarios?
Mientras tanto, la unidad territorial Puno del Programa Wasi Mikuna no ha ofrecido respuestas satisfactorias, dejando a las familias en un estado de incertidumbre y preocupación.
Un llamado a la acción
La situación en Cabana refleja un problema mayor que trasciende la región, pues se han reportado denuncias similares en Áncash, Piura y Cajamarca a lo largo del 2025. Las autoridades y el gobierno central se encuentran bajo creciente presión para revisar y garantizar la seguridad de los alimentos distribuidos, evitando que tragedias pasadas se repitan y protegiendo la salud de la población infantil.
La falta de información y la respuesta evasiva ante las denuncias requieren una intervención inmediata y efectiva. Es fundamental que las autoridades implementen mecanismos de control y transparencia que aseguren que cada producto llegue en condiciones óptimas a quienes más lo necesitan.
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