Juliaca, el segundo aniversario de las protestas del 9 de enero ha reunido a familiares, ciudadanos y autoridades en una jornada marcada por el luto y la exigencia de justicia. La tragedia, que dejó 19 víctimas mortales, sigue siendo una herida abierta para la región y el país.
Las actividades conmemorativas comenzaron en el óvalo bypass, ubicado en la salida hacia Cusco, donde se llevó a cabo una misa a las 9 de la mañana. Un estrado decorado con símbolos de duelo acogió a los asistentes, quienes rindieron homenaje a las víctimas. Por la tarde, a las 2, se espera una movilización hacia la Plaza de Armas, donde se prevé la participación masiva de la población.
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Familiares de las víctimas provenientes de Ayacucho, Apurímac y Cusco han viajado a Juliaca para unirse a las actividades, buscando visibilizar su demanda de justicia y evitar que tragedias similares se repitan. Estas familias comparten un objetivo común: mantener viva la memoria de quienes perdieron la vida y presionar para que las investigaciones arrojen resultados concretos.
En distintos puntos de la ciudad, las banderas negras ondean como un recordatorio silencioso de la pérdida y el abandono. En las salidas hacia Puno y Cusco, los mensajes «2 años sin justicia» reflejan el sentir colectivo de una población que aún espera respuestas. Este símbolo de luto y resistencia recuerda que la memoria no puede ser borrada mientras la justicia siga ausente.
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Raúl Samillán, presidente de la Asociación de Mártires y Víctimas del 9 de Enero, destacó que estas actividades tienen como objetivo mantener viva la memoria de los fallecidos y reafirmar el compromiso de evitar que hechos de esta magnitud se repitan. «No buscamos solo recordar, sino también prevenir», declaró, enfatizando la importancia de la movilización ciudadana.
El segundo aniversario no solo es un día de reflexión y duelo, sino también un llamado a las autoridades para que cumplan con su deber de esclarecer los hechos y garantizar que las familias encuentren la paz que merecen. En Juliaca, las voces de las víctimas siguen resonando, clamando por justicia y cambios estructurales que eviten más tragedias.
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