Descalzos y con trusas, los pobladores de Cojata luchan por atravesar los ríos desbordados. El agua fría golpea sus cuerpos mientras avanzan con esfuerzo, sorteando el barro y las corrientes que amenazan con arrastrarlos.
Cada paso es un desafío, pero no hay marcha atrás. El único pensamiento que guía sus pasos es llegar a casa, a su comunidad, a sus familiares que les esperan.
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A los cojateños en la frontera con Bolivia, la furia de la naturaleza, con sus lluvias incesantes y ríos desbordados, pone a prueba su resistencia, pero ellos siguen adelante, con determinación y valentía, a pesar del peligro que acecha en cada cruce.
A pesar de la adversidad, muchos ganaderos y agricultores no ven las lluvias como una maldición, sino como una bendición para la producción agropecuaria y la economía de sus hogares.
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Los ríos Suches, Cayloma y Faruyo, junto con las carreteras vecinales colapsadas, han generado grandes dificultades, pero también representan una oportunidad para fortalecer el sustento familiar en el futuro.
Mientras en las ciudades disfrutan de las festividades de carnaval, como en Juliaca, y en otras provincias, los habitantes de Cojata siguen firmes ante los retos impuestos por la naturaleza, con la esperanza de que estas lluvias favorezcan su producción en los meses venideros.
Las autoridades de la Municipalidad Distrital de Cojata, a través de la oficina de Defensa Civil está trabajando para evaluar los daños causados por las lluvias y coordinar la ayuda necesaria con la Municipalidad Provincial de Huancané para garantizar la seguridad de la población, mientras que los pobladores continúan su lucha diaria, cruzando ríos y caminos inundados con una inquebrantable determinación.
Por Leonidas Bravo
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