Bajo la lluvia, con el suelo lleno de barro y el frío calando hasta los huesos, las danzantes mujeres de Quetapalo-Usicayos, se lanzaron boca abajo al suelo, empapadas, mientras los hombres subían sobre sus espaldas para cerrar la coreografía de manera «espectacular».
El público, con aplausos y vítores, aplaudió el esfuerzo y la destreza, pero nadie se detuvo a preguntarse: ¿a qué precio? Esta es la cruda realidad detrás de una tradición que pone en peligro la salud –y hasta la vida– de quienes participan.
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1. EL BAILE QUE APLASTA: MUJERES EN EL SUELO, HOMBRES ENCIMA
En el aniversario de Quetapalo-Usicayos, la figura final de la danza causó gran alarma. Las mujeres, en un acto cargado de audacia y fuerza, se lanzaban «boca abajo», incluso en charcos formados por la lluvia. Los hombres, por su parte, subían sobre sus caderas y glúteos, manteniendo la posición con ambos pies durante más de 10 segundos.
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Los riesgos que implican estas acrobacias no son menores. Las consecuencias pueden ser graves:
- Lesiones en la columna y pelvis debido a la presión brusca que se ejerce en esas posturas.
- Daños al aparato reproductor femenino, ya que la compresión de los órganos internos puede ser peligrosa.
- Fracturas o luxaciones en caso de un movimiento mal ejecutado.
AUTORIDADES EN SILENCIO: ¿QUIÉN PROTEGE A LOS DANZANTES?
A pesar de la clara evidencia de los peligros para la salud, ninguna autoridad se ha manifestado al respecto.
- DIRESA Puno, la Dirección Regional de Salud, no ha emitido ningún pronunciamiento acerca de protocolos o medidas para proteger la salud de los danzantes.
- La Defensoría del Pueblo, cuya misión es velar por los derechos humanos, no se ha involucrado en la fiscalización de estas prácticas.
- La Dirección Regional de Educación tampoco ha prohibido este tipo de figuras peligrosas en los concursos.
Es evidente que, en muchos casos, los organizadores de los eventos priorizan el «show» por encima de la seguridad de los participantes.
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