En un esfuerzo decidido por proteger la seguridad de sus comunidades, 25 poblaciones campesinas del distrito de Chupa, en la provincia de Azángaro, han acordado implementar un toque de queda que prohíbe el ingreso de personas desconocidas después de las 9 de la noche. La presidenta de las rondas campesinas del distrito, Adela Chambi Alanoca, explicó que esta medida es parte de una estrategia integral para contrarrestar el aumento de la delincuencia en la zona. Quienes incumplan la normativa serán conducidos a la plaza de armas, donde la comunidad aplicará las sanciones estipuladas en la ley de rondas.
Esta iniciativa se enmarca en la labor nocturna de los ronderos, quienes se movilizan cada noche para identificar y detener a los infractores, reafirmando su compromiso en la lucha contra el crimen y la protección de sus familias y propiedades.
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Por otro lado, Richard Quispe, juez de paz de primera nominación, ha solicitado al alcalde de Chupa un apoyo logístico fundamental para potenciar la respuesta de los ronderos. Entre sus demandas destaca la necesidad de contar con motocicletas para asegurar una rápida movilización en caso de emergencia, así como la reparación de las carreteras afectadas por intensas lluvias, gestión que ya está en trámite ante las autoridades provinciales y regionales.
Asimismo, el juez ha propuesto la adquisición de terrenos para construir locales propios destinados a las rondas campesinas y a las autoridades judiciales. Actualmente, el uso de locales alquilados limita la operatividad y el desarrollo institucional de estas entidades, por lo que disponer de infraestructura propia fortalecería significativamente su capacidad de respuesta y servicio a la comunidad.
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La decisión de instaurar el toque de queda y las gestiones adicionales reflejan la determinación de la población rural de Chupa para hacer frente a los desafíos de seguridad. La coordinación entre las rondas campesinas y las autoridades judiciales resulta esencial para garantizar el éxito de estas medidas, que buscan generar un entorno más seguro y armonioso para todos los habitantes de Azángaro.
Cada acción emprendida por la comunidad es un paso firme en la defensa de su bienestar, demostrando que la unión y la organización son herramientas clave para combatir la delincuencia y fortalecer el tejido social en la región.
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